Humildad. Contrario al “opio del pueblo”, al quietismo, la resignación y otras concepciones con que en la actualidad se concibe esta virtud; aquí se trata del conocimiento propio: la apreciación justa de mis capacidades y limitaciones; aunado al asombro y respeto por el otro que es mi semejante, tan valiosos y digno como yo mismo.
Vicios por defecto: egoísmo, soberbia, vanidad, desprecio por el otro.
La Magnanimidad o grandeza de alma en el sentido más aristotélico es saberse llamado a cosas grandes, a proyectos nobles, que para serlo han de beneficiar a los demás.
Vicios por defecto: mezquindad, injusticia, abuso.
La base de los nueve hábitos propuestos, agrupados por su natural relación por parejas de virtudes excepto la última tiene su base en las obras de Aristóteles que a su vez surgen de su comprensión de principios universales, atemporales, no religiosos. Enriquecidas con referencias constantes a las ideas e ideales de grandes maestros de América Latina y del mundo. Sumamos también pensadores contemporáneos que destacan más por sus metodologías probadas en aspectos concretos que fortalecen y refuerzan hábitos, más que por sus concepciones filosóficas o pedagógicas.